Pedro Varela es conocido por su trayectoria como editor, escritor e historiador revisionista. Es el propietario de la Librería Europa, famosa por difundir material relacionado con la segunda guerra mundial. Los libros que te encuentras en su librería no son los que hay en la Fnac o en El Corte Inglés. Además tiene una editorial, Ediciones Ojeda, que le da voz a aquellos a los que muchos no quieren o no pueden escuchar. Esto le ha traído más de un problema.
¿Cómo definiría usted la librería Europa?
Es un centro de difusión de cultura, con libros, edición de libros y conferencias alternativo al sistema. El sistema te ofrece la posibilidad de llegar a otro tipo de libros en el resto de las librerías, pero hay libros a los que no llegas. Simplemente porque no están expuestos. Nosotros corremos el riesgo de exponerlos y ofrecerlos al público. No obligamos a nadie a entrar en la librería, y quien entra lo hace voluntariamente y lee o no lee, pero, por lo menos puede comparar.
¿Por qué difundir este material?
Porque sino no hay forma de llegar a él. Tú puedes leer El Capital de Marx y no por ello defiendes el gulag soviético. Quieres informarte. Pero no puedes leer el Mi Lucha de Hitler porque no hay forma de encontrarlo. La gente ha de poder tener la posibilidad de informarse. Puedes leer la versión de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Lógicamente la historia la escriben los vencedores, los vencidos no tienen nada que decir, primero porque los mataron a todos y luego porque no les han dejado escribir nada y creo que es necesario exponer ambas versiones.
Vi en vuestra página web que os habían prohibido vender Mein Kampf.
Bueno, dicen que lo hemos editado sin pagar los derechos, pero el pobre Hitler lo que quería era que el libro se difundiera, no cobrar derechos. Es un truco legal para perseguirnos. El fiscal del odio, como le llaman aquí en Catalunya, dice que tenemos que pagar los derechos, no se sabe exactamente a quien. Sin embargo el libro es de libre difusión y de posesión universal. Solo nos persiguen a nosotros, es un tema político.
Y les hicieron destruir 20.900 libros…
Los han condenado como material prohibido, lo cual en una democracia es algo inaudito, porque tanto criticar a Franco, a la Inquisición, a la Edad Media, y ellos hacen lo mismo, pero con hipocresía. Porque claro, con Hitler o Franco, ya sabías lo que había. Pero aquí dicen que hay libertad de expresión. En realidad no la hay. No han destruido 20.900, solo una parte de ellos, aquellos títulos que la jueza condenó. Uno de los libros prohibidos es Raza, inteligencia y educación, de Eysenck, porque el Mosso d’Esquadra entró, vio la palabra raza y se asustó. Eysenck es judío, y su familia se fue de Alemania porque no estaba de acuerdo con Hitler. En el mundo anglosajón es una eminencia. En Barcelona no puedes estudiar la carrera de psicología sin haberte leído este libro, pero los muy brutos lo secuestraron. Es un libro muy serio que habla de los coeficientes intelectuales dependiendo de la raza. En una página dice que según los estudios del coeficiente intelectual, los amarillos, los asiáticos, son más inteligentes que los blancos. A mí me da igual, no me ofendo por ello. Pero en otra página dice que los negros están medio punto por debajo de los blancos, pero él está todo el rato defendiendo a los negros. Ellos sacan la frase fuera del contexto: “está diciendo que los negros son menos inteligentes”, entonces ya lo declaran como libro antidemocrático. Pero sigue siendo lectura obligatoria en la facultad de psicología.
¿Al final España le ha indemnizado no?
Todavía no está claro. Nosotros pedimos 100.000€ porque han sido 17 años, ha habido 3 secuestros de libros, uno de 20.900, otro de 6.000 y otro de 4.000, a precio de 20 euros el libro imagínate las pérdidas. Los Mossos d’Esquadra se han llevado cada vez que han venido todos los ordenadores. Los siete Macintosh que teníamos de alta calidad, porque eran para editar libros, nunca nos los devolvieron. Luego nos pasamos a los PC, que tampoco nos devolvieron, y la tercera vez igual. La tercera vez nos devolvieron las carcasas sin la tripa. Vacías. Una cosa increíble. Luego boicotean cada vez que traemos a una personalidad. Se ponen en la puerta y no dejan entrar. Y si al final dejan entrar al público, se ponen con una cámara y lo graban todo. La gente tiene miedo. Los daños son numerosos. Estrasburgo les ha condenado a 13.000€ que son para pagar al abogado, que por 17 años no son suficientes. Pero el Estado aún podría recurrir.
Le voy a leer esto a ver que opina. Lo escribió un bloguero de El País: “Por otro lado, el librero nazi es propietario de Ediciones Ojeda, una editorial que publica a todos los descerebrados psicópatas del mundo. La Librería Europa es un lugar contradictoriamente ajeno a las librerías. Su trastienda es vivero de cachorros fascistas, su escaparate desconsuelo universal, y los textos que adornan las estanterías, bajeza intelectual.”
Esto es que ni siquiera ha venido. En la librería puedes encontrarte todos los clásicos españoles, textos de religión, los textos de los aliados… y la trastienda pues ya la ves tú. No vas a ser un cachorro fascista. Lo que pasa es que les molesta que el público pueda tener una formación diferente a la que ellos dan. Ellos quieren que todo el mundo piense a su manera, y temen que si alguien les dice otra cosa diferente, estén de acuerdo. Aquí damos conferencias con las que yo a veces no estoy de acuerdo. Yo soy católico y a veces viene un pagano o un musulmán… pero esto es una librería, no un centro de adoctrinamiento. Puede hablar cualquiera. Lo que si es cierto es que permitimos que hablen personas que en otros lugares no les dejarían que hablar. Habla este periodista de descerebrados.
David Irving ahora está condenado porque escribe libros que no gustan, pero era el autor de libros sobre la segunda guerra mundial más vendido en el mundo anglosajón. Publicaba por McMillan y por Planeta en Barcelona. Y un día, en uno de esos libros que es La guerra de Hitler, añadió un capítulo en el que decía que llevaba 40 años investigando y no ha podido demostrar ninguna orden de Hitler que dijera que hay que hacer pastillas de jabón con seis millones de personas. A partir de entonces se le tiró el mundo encima, la prensa… por eso ahora no le publica nadie. Entonces este de El País, que debe ser un cualquiera, dice que es un descerebrado. Pero si Planeta y McMillan habían pensado que era un historiador serio… La mayoría de los historiadores lamentablemente leen 6 libros sobre un tema y escriben el séptimo. Pero él va a las fuentes originales. Investiga en serio.
Es descerebrado solo porque dice lo que no le interesa al sistema. Eso no es serio. Para un periodista de El País, tampoco.
Le voy a leer esto a ver que opina. Lo escribió un bloguero de El País: “Por otro lado, el librero nazi es propietario de Ediciones Ojeda, una editorial que publica a todos los descerebrados psicópatas del mundo. La Librería Europa es un lugar contradictoriamente ajeno a las librerías. Su trastienda es vivero de cachorros fascistas, su escaparate desconsuelo universal, y los textos que adornan las estanterías, bajeza intelectual.”
Esto es que ni siquiera ha venido. En la librería puedes encontrarte todos los clásicos españoles, textos de religión, los textos de los aliados… y la trastienda pues ya la ves tú. No vas a ser un cachorro fascista. Lo que pasa es que les molesta que el público pueda tener una formación diferente a la que ellos dan. Ellos quieren que todo el mundo piense a su manera, y temen que si alguien les dice otra cosa diferente, estén de acuerdo. Aquí damos conferencias con las que yo a veces no estoy de acuerdo. Yo soy católico y a veces viene un pagano o un musulmán… pero esto es una librería, no un centro de adoctrinamiento. Puede hablar cualquiera. Lo que si es cierto es que permitimos que hablen personas que en otros lugares no les dejarían que hablar. Habla este periodista de descerebrados.
David Irving ahora está condenado porque escribe libros que no gustan, pero era el autor de libros sobre la segunda guerra mundial más vendido en el mundo anglosajón. Publicaba por McMillan y por Planeta en Barcelona. Y un día, en uno de esos libros que es La guerra de Hitler, añadió un capítulo en el que decía que llevaba 40 años investigando y no ha podido demostrar ninguna orden de Hitler que dijera que hay que hacer pastillas de jabón con seis millones de personas. A partir de entonces se le tiró el mundo encima, la prensa… por eso ahora no le publica nadie. Entonces este de El País, que debe ser un cualquiera, dice que es un descerebrado. Pero si Planeta y McMillan habían pensado que era un historiador serio… La mayoría de los historiadores lamentablemente leen 6 libros sobre un tema y escriben el séptimo. Pero él va a las fuentes originales. Investiga en serio.
Es descerebrado solo porque dice lo que no le interesa al sistema. Eso no es serio. Para un periodista de El País, tampoco.
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